Sosoriqui
Transparencia y Combate a la Corrupción (parte 2 de 3).
Opinión: Carlos Rochín
El tercer informe de gobierno del Dr. Rubén Rocha Moya estará marcado por los avances en los rubros de transparencia y combate a la corrupción, temas cruciales en una entidad como Sinaloa, que históricamente ha enfrentado desafíos importantes en estos temas.
Durante su administración, el mandatario badiraguatense, ha impulsado un marco de rendición de cuentas que promete a mitad del camino transformar la relación del gobierno con la ciudadanía y los recursos públicos.
En este contexto, es indudable que, el caso de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) está convertido en uno de los frentes más complejos y simbólicos de esta lucha, pues ha sido el centro de sus esfuerzos desde el primer día para democratizar el uso de recursos y hacer más transparente la gestión pública la casa de estudios.
Cabe señalar que, Rocha Moya ha reiterado con especial énfasis en cada uno de sus informes anteriores que la transparencia es y será uno de los pilares de su administración, pese a que muchos le señalen lo contrario. Según este tercer informe, que se ha comenzado publicitar por el Gobierno del Estado de Sinaloa, la administración ha implementado mecanismos de vigilancia ciudadana y plataformas de acceso a la información, además de fortalecer los sistemas de auditoría interna. Aquí destacan los acuerdos con la Auditoría Superior del Estado y la Contraloría del Estado, a fin de dar seguimiento puntual a los recursos y combatir la corrupción en cada instancia gubernamental. Estos datos permiten visualizar una estrategia integral orientada no solo a sancionar prácticas indebidas como ha sucedido al sacudir al personal de algunas dependencias, sino también a prevenirlas mediante un sistema robusto de rendición de cuentas.
De regreso al caso exclusivo de la UAS, el enfoque en la transparencia alcanza uno de sus puntos más álgidos, ya que desde el inicio de su mandato, Rubén Rocha Moya se ha propuesto democratizar y transparentar los recursos de esta institución, que históricamente ha sido señalada por diferentes medios de comunicación, al igual que por grupos de corrientes contrarias a sus autoridades de estar manejando sus finanzas con opacidad. En sus declaraciones, el gobernador una y otra vez ha subrayado que, si bien la autonomía universitaria es respetada, el uso de los recursos públicos debe rendirse en beneficio principalmente de la comunidad estudiantil y los sinaloenses y, en un segundo término del estado, y no solo de grupos de interés específicos como los que representan al día de hoy los integrantes de su Consejo.
En este contexto, podemos señalar con dedo de fuego que, Rocha Moya ha hecho un recalcitrante llamado a las autoridades de la UAS para que presenten informes claros sobre sus gastos y permitan se realicen las auditorías necesarias, expresando que: “el que nada debe, nada teme” y si las actuales autoridades tienen la razón, se den por terminadas las discrepancias con su Gobierno.
Demandas que no han estado exentas de conflicto, como se sabe, el grupo en el poder, de afinidad pasista, han cuestionado la intervención del gobierno, argumentando que se trata de una intromisión en su autonomía.
Los retos tanto en trasparencia como en el combate a la corrupción son persistentes, en función de que los esfuerzos de Rocha por reformar los sistemas de transparencia y auditoría se enfrenta a la necesidad de contar con el apoyo de la ciudadanía, quien también juega un papel clave en la fiscalización de los recursos públicos. Las encuestas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan que gran parte de la población sinaloense desconfía en las instituciones, lo que hace esencial la participación ciudadana para fortalecer la confianza en el gobierno y sus esfuerzos.
Entonces, el tercer informe del Dr. Rubén Rocha Moya muestra un compromiso claro con la transparencia y el combate a la corrupción, aunque es evidente que el camino no es sencillo, ni mucho menos inmediato, tal como sucedió a nivel país con el presidente Andrés Manuel López Obrador y, que aún continúa con la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
En nuestra entidad el espinoso caso de la UAS es solo un reflejo de la complejidad de esta lucha donde las redes de intereses a tres años de la entrada de la Cuarta Transformación aún pesan. La trasparencia en el funcionamiento general de la Universidad sigue su marcha, su democratización más temprano que tarde, será el legado.
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