Sosoriqui
El análisis político
Por Carlos Rochín
Pareciera que el todavía rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), Dr. Jesús Madueña Molina, se encuentra entre la espada y la pared, en función de que hoy una vez más comparece ante el juez por la compra irregular de pollo, carne y tortillas, y muy pronto; ante el H. Consejo Universitario por el nombramiento en “fast track” en la Secretaría General en la persona de Robespierre Lizárraga Otero, decisión que contraviene toda normatividad universitaria.
La normatividad universitaria señala en el Estatuto General de la UAS; Artículo 43, que los requisitos para ser Secretario General de la casa rosalina son exactamente los mismos que para ser Rector. Los que, se describen en el Artículo 33, de la Ley Orgánica de la UAS; circunstancia que a vuelo de pájaro, el ex apoderado legal y defensor universitario no cumple a todas luces.
La referida Ley señala, entre muchos otros aspectos:
I.-Ser ciudadano mexicano por nacimiento, mayor de treinta y cinco años, en pleno ejercicio de sus derechos y gozar de reconocida probidad moral. De entrada, no se puede tener probidad moral estando implicado en diversos casos que, aquí y ahora, están siendo investigados por la Fiscalía.
II.-Tener cuando menos una antigüedad de diez años de servicios de docencia e investigación en la Universidad y un mínimo de cinco años como profesor investigador de tiempo completo en activo. Con documentos en mano, podemos afirmar que su asignación de tiempo completo se ejecutó el año pasado el 1 de julio de 2022, además se dio como personal de confianza, por lo que también es violatorio al Contrato Colectivo de Trabajo. Aunado a eso, el ahora Secretario General nunca ha estado activo como profesor investigador de tiempo completo.
III.-Contar con notoria experiencia en la gestión académica y capacidad de liderazgo. La experiencia que muestra Robespierre, es como director de asuntos jurídicos de la UAS, situación que en ningún momento habla de gestión académica previa.
VIII.-Contar con el finiquito del desempeño correcto de todos y cada uno de los servicios prestados a la Institución, en caso de haberse desempeñado como funcionario o autoridad universitaria, requisito imposible de cumplirse, y que, como se sabe, tiene abierta una carpeta de investigación sobre desempeño irregular y abuso de autoridad.
Cabe destacar que, lo anterior, es solo por mencionar algunos de los preceptos normativos que están siendo violentados por la máxima autoridad universitaria y, que, aunque sea facultad del rector nombrar y tomar protesta a la figura de la Secretaría General, está dando un paso errático más que contraviene a todo principio consagrado en su Ley Orgánica.
No es difícil pensar el por qué, o los porqués, Madueña Molina de forma intempestiva haciendo alarde de todo tipo de arbitrariedad y soberbia ejecutó dicho nombramiento:
¿A caso con la audiencia que libra hoy siente los pies fuera de la rectoría?
¿Sabe que en su inminente salida, Robespierre, defiende cabalmente la causa del grupo cuenista?
Lo que sí es una realidad, es que el rector Jesús Madueña, se encuentra en estos momentos más hacia la espada que a la pared. ¿No lo creen así?
Muy pronto se verá, así que pendientes.-
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