Debido a su mermada condición de salud y su avanzada edad, los militares consideraban a Aureliano Guzmán un blanco fácil, pero no fue así.
Joaquín “El Chapo” Guzmán comenzó a escribir una historia en el mundo del narcotráfico, su nombre fue conocido en todo el mundo, sobre todo después de sus capturas y posteriores escapes de prisión. Sus hermanos trataron de seguir sus pasos, solo uno sigue libre y activo: Aureliano “El Guano” Guzmán, quien se convirtió en un objetivo prioritario de las autoridades.
El hermano mayor del Chapo es considerado el segundo al mando del Cártel de Sinaloa, solo por debajo de Ismael “El Mayo” Zambada, por lo que el pasado mes de febrero se realizó un operativo para capturarlo, pero logró escapar.
Fue en la comunidad El Durazno, ubicado en el municipio de Tamazula, Durango, donde se desplegaron elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para la captura del capo, y aunque la gran movilización generó expectativas, no se logró la detención.
De acuerdo con el diario Milenio, los vecinos de El Durazno describieron ante las autoridades la casa de Aureliano como una propiedad con portón negro y una rampa de concreto, de ladrillos blancos y azules, con dos pisos.
Los soldados la ubicaron, llegaron hasta ella, pero “El Guano” escapó por una puerta falsa que daba a los cerros. Por aire y por tierra lo buscaron, su objetivo era extraditarlo a Estados Unidos, donde las autoridades lo reclaman y ofrecen una recompensa de cinco millones de dólares por él, pero el capo huyó, como si se lo hubiera tragado la tierra.
Se dijeron sorprendidos por su habilidad para escapar, pues se ha informado que el hombre de entre 78 y 79 años padece diabetes, la cual ha mermado su salud y complica su movilidad, por lo que lo consideraban un blanco fácil, pero no fue así.
Siguiendo la pista de “El Guano”
Un marino que pidió el anonimato contó a Milenio cómo le siguieron la pista al narco. Desde las faldas de la Sierra Madre Occidental, los agentes fueron recogiendo información de vecinos del Triángulo Dorado —a veces falsa, a veces con miedo— y contrastándola con los datos que les habían dado desde la Fiscalía General de la República (FGR) para hacer más efectivo su rastreo.
Allanaron varias casas, Aureliano duerme bajo un crucifijo, no usa ropa ostentosa, tampoco accesorios, no bebe, no fuma ni se droga, y los que lo conocen dicen que su único vicio es el poder.
Pero en contraste con su aparente vida cotidiana sencilla, “El Guano” tiene un largo historial de asesinatos, en los que se incluyen elementos de las Fuerzas Armadas.
Su carácter explosivo es por todos conocido, su enojo le cuesta la vida hasta a los más cercanos, como a Rafael Díaz Beltrán, alias Rafita, a quienes muchos consideraban como su hijo adoptivo y jefe de plaza en Tamazula, tras enterarse que había desobedecido la orden de no cobrar extorsiones a vecinos de Durango.
Con información de: Diario La Opinión.