Sosoriqui
El análisis político por:
Carlos Rochín
A su puro estilo, sin medias tintas ni rodeos y como conocedor del tema educativo que es, el gobernador de Sinaloa Rubén Rocha Moya, una vez más refrendó apoyo irrestricto y sin cortapisa para la máxima casa de estudios siempre y cuando haya uso racional y trasparente de los recursos que la Universidad ejerce.
Fue en la puesta en marcha del nuevo ciclo escolar 2022-2023, desde las instalaciones de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y ante la presencia de su máxima autoridad, el rector Jesús Madueña Molina, donde el mandatario estatal se proclamó una vez más por lograr una institución con estabilidad financiera, solidez institucional, donde cada quien ponga su parte (incluido su gobierno), pero que en todo momento se respete su autonomía a la que tiene derecho.
Creemos que muy pocos desconocen a estas alturas lo que también recordó en el trascendente acto el también ex rector la UAS en el período de 1993-1997, que como presidente de la Comisión de Educación en la Cámara alta del Senado, a lado de otros ex rectores de otras universidades del país, le tocó redactar y legislar en materia educativa y, más específicamente, en cuanto a la Ley de Educación Superior.
En virtud de lo anterior, y más allá de una simple reflexión a la que hemos señalado están emplazados los integrantes de la actual administración y Consejo actual de la centenaria institución, les recomendamos a estos inquilinos que si saben contar lo
vayan haciendo, y que, mejor consejo sería: no desestimar el sentido y valor de algunas palabras vertidas en su discurso:
“La Ley (de Educación Superior) establece en su artículo segundo, párrafo cuarto, que las aspiraciones y los problemas de la Universidad la resuelven los universitarios. Los gobiernos solo debemos apoyar como lo mandata la ley, por eso internamente se resuelven, se dirimen los conflictos, que son muy diversos en la Universidad, pero en todo momento, incluso para el efecto de elaborar legislación relativa a la Universidad, tiene que ser la comunidad universitaria la que resuelva bajo consulta, si quiere o no quiere”.
“La Universidad Autónoma de Sinaloa y mi gobierno, aunque con las naturales discrepancias, marchamos hacia propósitos comunes, es decir, sí estamos marchando por el mismo camino y eso es lo que importa. Ante el pueblo de Sinaloa y la comunidad universitaria declaro enfáticamente que la UAS tiene en el gobernador del estado a su más firme y leal aliado en su inquebrantable marcha ascendente hacia la cúspide, mi inalterable espíritu de universitario rosalino me demanda poner el concurso de mis mayores esfuerzos y capacidades al servicio del alma máter, somos y seremos un gobierno comprometido con la educación superior”, sentenció.
Por su parte el rector Jesús Madueña Molina, aunque no en su discurso, pero sí ante la interrogante insistente de los medios de información en relación a las expresiones vertidas por el gobernador hace unos días de que tenía la hipótesis de que la UAS podría estar desviando recursos para financiar al Partido Sinaloense (PAS), no quiso dar respuesta y solo se limitó a asegurar que no hablaría más del tema y que esperaría al que el tiempo diera la razón a quien la tenga.
Así también, otro aspecto a considerar en la glosa del trascendental acto académico es la ausencia del también ex rector y líder moral del PAS, Héctor Melesio Cuén Ojeda, en los que dicho por sus propios simpatizantes; comúnmente le gusta registrar asistencia. Seguro, para no enredarse mejor le apostarán al tacto y oficio político de su líder.
Ante la incredulidad de muchos que aún se resisten al cambio de idiosincracia al interior de la UAS, máxime aún, de régimen político que actualmente trasmuta de forma histórica y transforma a nuestro estado, cada vez se ve más cerca el tan anhelado cambio que a partir de la modificación de la Ley orgánica de la Universidad para elegir a sus rectores se apoderó de la centenaria institución.
Aún así, podemos asegurar que aunque no se dará de la noche a la mañana como muchos desean, sí será a mediano y largo plazo, debido a que el actual sexenio apenas comienza. ¿¡Qué no!?
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